viernes, 27 de noviembre de 2009

Porque la vida es más sencilla que escribir en un folio en blanco. Y también más complicada.

Normalmente, los dinosaurios están debajo la almohada, y no se van si nos olvidamos de que la almohada es blanda y acogedora.

Sentir: ser ser humano, ser persona. A la hoguera quien reniegue, y a la hoguera quien no se ría de sus sentimientos. A la hoguera quien no se ría, hostia.

viernes, 10 de julio de 2009

Normalmente, me planto aquí, delante del folio en blanco, cuando todo lo que tengo que decir no puede salir de otra forma que mediante las teclas. Y esta vez no va a ser diferente. Quizá sea la única manera en la que deje fluir las cosas sin darles mil vueltas. Escribo como respiro, como sangro, totalmente al natural. Lo hago poco, pero me relaja mucho.

Escucho música (ahora mismo "Fix you" de Coldplay) y miro por la ventana que queda detrás de la pantalla. Miro, no veo; escucho, no oigo. Todo se trabaja mucho más cerca de los lugares adonde mis pensamientos llegan; de hecho, nada sale de mí excepto cuando tecleo.

Dije en su día que esto no iba a ser un diario de mis sensaciones. Y no lo está siendo (y menos diario), pero hoy, ahora, quiero escribir, y sólo escribir sobre esto, sin ponerle un nombre.

Yo siempre he querido tener todo controlado, y como gran defecto que ello es, me cuesta reaccionar ante situaciones imprevistas que no cabía imaginar. Pero como con todo, no actúo siempre así (afortunadamente). Y lo agradezco yo, e inconscientemente la gente que me quiere.

Al escribir me ocurre igual. No puedo pensarlo, todo va saliendo. Y uno llega a la conclusión de que en muchas ocasiones- más de las que yo pensaba- hay que mandar a tomar por culo a la razón.

Pues eso, hasta luego. Qué gusto...


“Que razones tenéis todos, pero yo muchas más que vosotros.”

viernes, 5 de junio de 2009

Condenada vida. Condenada que no eternizas césped ni juegos de mesa ni paseos por el caos. Condenada que no perpetuas mesas en las que sentarse en torno a una jarra de cerveza que nos lleva a quejarnos de lo puta que es la vida. Condenada, que no retienes noches de balcón ni de piscina, ni siquiera viajes de ida y vuelta al territorio donde duelen los carrillos. Egoísta, que te llevas juergas y noches de alcohol en las que se fraguan deseos de perdurabilidad. Sucia, que le imprimes un carácter fugaz a horas de confesiones importantes que acaban rozando la intrascendencia más absoluta.

Gracias por no dejarme reír eternamente, mezquina. Gracias por dejarme disfrutar de tantos y tantos segundos de su compañía. Gracias por dejarme recordarlos, el resto depende de mí.

La gente se expone a ti, ruin, desde tres miradas. Quienes TE joden, quienes siguen a los que TE joden y quienes, en un afán por ser el más egoísta, quieren joder a los otros dos grupos para elevarte a TI. Yo no sé dónde colocarme, yo quiero dejar de hablar de mí, porque se me adivina a la legua de qué pie cojeo. Al fin y al cabo eres tú la que nos miras en silencio. Nunca hablarás, para que así seamos nosotros quienes dejemos que esto ruede hasta quemarnos vivos o muertos y mientras, te sigamos echando en cara todo a ti porque es lo más cómodo.

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domingo, 24 de mayo de 2009

ZZzzzzZZZZ

A veces todo es más sencillo. "Pon la mejilla, déjate", "choca esa mano, hombre", "eres tonto, tío". Sí, todo es verdad, y también todo es mentira. Busca, encuentra, aprovecha. Olvídalo todo, recuérdalo todo.

Bebe, cabrón. Y duerme, sobre todo duerme.


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Despertar, salir, huir, buscar, lugar, espacio, tiempo.
Ver, querer, tener, poder, volver, vivir, seguir atento.
Calla, observa, espera, anda, corre, aguanta.
Carretera, manta, micro imanta, canta, público levanta.
Manos, charles, bombos, cajas, samples, ruido.
Sonido prohibido, mido, afilo, estilo, giro, camino, prosigo.
Cojo, dejo, elijo, fijo, planes, días, meses, años, calendario.
Gente, marabunta, hora punta, junta, horarios, pasan masas presas.
Pasos, risas, llantos, besos, rimas, dramas, bromas, penas, partys.
7 Habana, dama, parte pana, madrugada, soles, lunas, brumas.
Dudas, sumas, restas, llamas deudas, sudas, ganas, tramas.
Más planes, más temas, más fama, más cimas.
Mañana más dramas, más almas marcadas, más.
Móvil suena, estrés, revista, promo, como, cama, luz, ventana, asomo.
Veo, pienso, paz, ciudad, descanso, tomo.
Hotel, papel, mechero, fumo, humo, escribo, siento.
Viento, sombras, luces, plazas, calles, parques, monumentos.
Canto, cuento mis momentos, lento, aguanto, avanzo, intento
recordar, olvidar, inspirar, respirar, calcular, vigilar, estabilidad persigo
Decisión, precisión, ambición, ilusión, intuición, rap pasión, la misión testigo
coger, dejar, tener, pagar, odiar, amar, instinto
siente, aprende, atiende, mente, siempre miente, laberinto
boli, texto, cuarto, casa, barrio, urbe, nación, continente, mundo
galaxia, universo, en un segundo.

(...)

Resurgir, sentir, subir, bajar, luchar, mantente fuerte.
Entretente, vende, compra, cambia, roba, ofrece, advierte.
Presta, engaña, pide, apaña, crea, daña, rompe, escapa, sueña,
esconde, piensa, llora, implora, grita, invita, enseña

(...)

Sal, defiende, ataca, habla, escucha, chilla, estalla, falla, prueba, llega, juega,
curra, euros, pagos debo, ideo, golpeo,
jadeo, palabreos creo, boxeo, deseo trofeos
Rapeo, sin prisa, sin pausa, sin causa, sin farsa, sincero, sin peros,
senderos son fieros, son... son:
Libros, cine, ocio, sexo, amor, amigos, enemigos, duelos,
tratos, socios, pactos, precios, sanos vicios, sucios, celos.
Ciudadanos, pisos, tiendas, piedras, tierra, aire, nieve, lluvia, fuego

(...)

Gran ciudad, sin piedad, soledad, ansiedad, libertad, oportunidad encuentro
Constructor, trasgresor, vencedor, director, conductor, inventor
No hay mejor momento
Niños, viejos, padres, madres, ricos, pobres, hombres nobles
Seres crueles, bares,
Ellos, ellas, copas llenas, hielo, brindis, más botellas, noches
Bellas, dulces, largas juergas hasta el alba
(...)


Palabras- Nach- Ars Magna/Miradas, 2005

sábado, 9 de mayo de 2009

“Tenía ganas de abrir la puerta y dejar salir todo. Tenía ganas de dejar de esperar. Incluso sabiendo que en la vida siempre se espera algo. Quería mojarse con la lluvia, torrarse al sol y vomitar todo lo que sentía sin siquiera decir una palabra. Quería escuchar, mirar, tocar. Y reír, indignar y bromear. Sentarse en un sitio tranquilo y respirar. Escuchar lo que piensa el mar de todo esto.

Sin embargo, si esperas te mueres. Por eso disfrutaba, a pesar de todo y de todos. De la compañía, de las cervezas, de los partidos de fútbol. De la lluvia con la que se mojaba, y del sol que le acaloraba. Reía, indignaba y bromeaba. Escuchaba, miraba y hasta tocaba. Sonreía por dentro, que es lo que cuenta.”

-¿Te gusta?- preguntó el escriba.
- Sí
- ¿Sabes ya lo que tienes que hacer?
- No me digas lo que tengo que hacer- respondió vehemente.
- No te lo estoy diciendo yo, te lo estás diciendo tú- aclaró el huésped. Acto seguido, dobló y dejó el papel escrito encima de la mesa y se fue a su sillón. Cerró los ojos y descansó.

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"El trabajo del lenguaje es codificar el conocimiento multidimensional en una cadena de letras, y después, en el cerebro del escuchante", Instituto Politécnico Nacional de México.

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"Porque no sé de dónde ha salido toda una vida sin verte"

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(...)

Que sólo entiende lo que dices, si lo dices sin palabras

(...)

Por eso siempre te persigue y sin pedirlo te lo pide
hasta se puede oír su voz
Haciendo tiempo en tus sentidos, reinventando los motivos
y no sé decir, y no sé decir...
Algo que suene con sentido,
te pregunto y tú no has sido
aunque adivino tu intención

(...)

Yo te lo cuento y tú no me crees
Cierra los ojos, dime que ves...
Ya irás saliendo de donde estés
Vete un ratito vuelve después


Con trocitos- Maldita Nerea- El secreto de las tortugas, 2007

jueves, 30 de abril de 2009

Es un sitio pequeño, pero respiras más que en cualquier gran playa. Te queda la Bahía de Alicante a la derecha y la inmensa Playa de San Juan a la izquierda. La luz del faro, al atardecer, te queda a la espalda, se cierne sobre ti. Vuelves a respirar. Ves la inmensidad de un violento mar que casi te rodea por completo, observas cómo llegan las olas a la pequeña orilla con fuerza. Va anocheciendo, y poblándose el cielo de estrellas.

Y te da por pensar, y a quién no. Piensas y crees que allí nada importa, que sentado en una roca, con la brisa marina, en un lugar al que nadie va y que el ser humano no ha podido destrozar sientes que no existes. De hecho te molesta cuando, esporádicamente, pasa una pareja buscando un hueco sin nadie alrededor donde mirar a la luna. Bebes un trago de cerveza y casi te da miedo dejar la lata sobre la piedra rocosa e irregular y que afea el lugar. Vuelves a respirar. El sonido del mar te relaja, la oscuridad te fascina y la soledad te arrulla. Hablando o callando te sientes bien, lejos del cemento, del ruido humano. No existir no está tan mal, pero cuando más se disfruta es después de un día de plena existencia.


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(...)

Las empresas, modernas cámaras de gas,
autómatas sin nombre redactan otro informe más,
sobre el progreso, ¿qué progreso?
Yo sólo veo chavales de primero de ESO, adictos al exceso.
Nos aprietan las tuercas. La masa tuerta
no puede vivir sin el tono de un móvil cerca.
La educación es terca y nos amuerma, enferma

(...)

Si fumo en tu local, no habrá coartada.
El humo de los coches es diez veces más mortal y nadie hace nada.
No salgas de la manada, calla y traga.
Saben que facturas debes, saben que facturas pagas.
Si apagas la televisión, no hay otro entretenimiento
y el silencio entre dos se hace violento.
Hablar con sinceridad, llorar nuestra infelicidad
se toma como una muestra de debilidad ¡y me preocupo!,
ahora todo es trabajo en grupo
y del pensamiento único jamás se supo

(...)

Dónde está el ideal de ayudar.
Hay que pagar hasta por respirar.
Busca otro planeta al que emigrar...

(...)

Esclavos del destino, así morimos.
Nos tratan como escoria y sin fuerzas nos rendimos.
Los jefes del presidente dictan el presente
¿crees que no controlan también tu mente?

(...)

Así el pueblo suplica más control sobre si mismo
y pronto le implantarán un GPS al organismo.
Mecanismo para marionetas,
¿no sientes los hilos invisibles atados a la chaqueta?
Y como buenos ciudadanos nada nos inquieta,
no pensamos que el poder nos quiere ver con las manos quietas

Nach- Esclavos del destino- Un día en suburbia, 2008


martes, 28 de abril de 2009

Raciona, raciona...

Te rechinan los dientes. La cabeza te duele por los laterales, la sientes pesada. Tienes el estómago cerrado. Seguro que escuchas música, aunque sea en tu cabeza. Y te imaginas en un bosque con árboles altísimos, densa niebla y frío, mucho frío…

Ahora te duermes, sale el sol y corre una brisa húmeda muy agradable, sube la temperatura. Ahora lo que te duelen son los carrillos, de sonreír. Sí, también escuchas música, y también en tu cabeza. La tarareas, la cantas, y buscas un reproductor para escucharla de verdad. Te da por pensar que el primer párrafo no sirve para nada en esta vida. Es cierto, pero existe y está ahí, como tantas otras cosas inservibles. Sirve para disfrutar más del sol, de la brisa húmeda muy agradable y de la subida de temperatura. Y de la música, siempre la música.

Con una vida sin momentos malos pasa lo mismo que con una vida sin ratos buenos. Que es una mierda. Y, esto son suposiciones personales, tienes que aprender a llevarlos al lado bueno. Esto es muy corto, y sobre todo, muy relativo.


"Cualquier proyecto supuestamente racional se inicia con una emoción y ha sido influido por ella antes de que concluya"- Eduardo Punset, Por qué somos como somos, página 75.

lunes, 27 de abril de 2009

Voluntades y "dejadeces"

Luchó contra sí mismo y se dijo que ya estaba bien. Eran muchos los frentes abiertos en su mente, muchas las historias que se entremezclaban y no le dejaban pensar ni mucho menos progresar. El escriba volvía a hacer de las suyas por mero aburrimiento, y a tales puntos habían llegado ambos que el anfitrión decidió que era la hora de sentarse y conversar:

- Te has pasado, pero hasta aquí has llegado. A partir de ahora soy yo el que pone las reglas, no tú.
- Esa es una ardua tarea, y lo sabes. No podrás, déjame ayudarte…

Sabía que no iba a ser tan fácil, que el invitado no iba a ceder tan fácilmente.

- No, no. Me ayudarás cuando decida yo que me tienes que ayudar. No tengo nada más que decir. No busco que lleguemos a un acuerdo, son las nuevas normas.

El escriba dio un paso hacia atrás, pero giró la cabeza y concluyó:

- Enhorabuena por QUERER mantener el control. Las cosas funcionan así, o no funcionan. De verdad, mis felicitaciones.

Salió por la puerta y la cerró cuidadosamente. El anfitrión no quedó extrañado, pues sabía de la misión de su invitado. Ahora todo dependía de él, y el escriba sería una ayuda si así lo solicitaba. Pero ahora mismo sólo le apetecía relajarse profundamente…


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Sobrevuelo,

paso los charcos por encima

y hasta luego.

Y si me dices que has venido,

me lo creo, y pienso:

todo me da igual.


Y aterrizo,

agárrame los pies

que no sé dónde piso.

Quiero pasar,

pero no sé quien va primero,

y no me dejan de empujar.

Quiero correr

donde sólo se puede andar.

Quiero cantar

donde no se puede ni hablar.
Quiero aparcar

donde no se puede aparcar

para poder después subir

por la escalera de bajar.


Quiero pasar

toda la noche sin dormir

leyendo un libro en blanco

que hable sobre mí.

Quiero escribir

lo que ni yo puedo escribir

para poder después bajar

por la escalera de subir.


Ya despego,

y de repente vuelvo a ver

lejos el suelo.

Me hago a la idea que me he ido

y me lo creo y pienso:

no me va tan mal.


E investigo,

ya sé que a veces no hago

todo lo que digo,

pero resuelvo siempre

bajo el aguacero
aunque me tenga que mojar.


Quiero correr

donde sólo se puede andar.

Quiero poder

pintarme alas y volar.

Quiero escalar

lo que ni yo puedo escalar
para después poder reir

con los motivos de llorar.


Quiero pasarme

todo el día sin dormir
leyendo un libro en blanco

que hable sobre ti.

(...)


Lagarto Amarillo- Sobrevuelo- Que la suerte te acompañe, 2004

Mono, monillo

Hasta ahora, todo lo que el escriba redactó lo hizo bajo el influjo de las circunstancias acaecidas. Hoy no. Simplemente echaba de menos escribir. Y su anfitrión añoraba sus escritos (ya adelantamos que con el tiempo se llevarían bien). Ahora bien, nada de esto le era comunicado a su “invitado”- ya llamado así, qué le iba a hacer-, por aquello de no mostrar más de lo que quisiera. Quizá esta era la manera de ordenar las cosas, de solidificar, desechar y, finalmente, apaciguar o avivar ánimos. Quizá era la forma de dejar fluir todo sin “miedo a…”. Quién sabe.

Lo que sí que es cierto es que hoy el anfitrión sabe más que ayer, pero menos que mañana, y es algo que, por fin, no le agobia. Se queda con lo bueno que tiene, intenta aprender de lo malo y espera, sin más y como todo ser humano hace a lo largo de su vida, lo que está por llegar. Esto no es ninguna filosofía de vida. Qué va. Es algo así como un propósito de enmienda.

Una birra por los dos.

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(Sin vídeo, que no le da la gana)


Una racha de viento nos visitó
y al árbol ni una rama se le agitó.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.

(...)

Una racha de viento nos visitó
pero nuestra veleta ni se inmutó.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.

Mientras tanto pasan las horas,
sueño que despierto a su vera,
me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera.

(...)

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor,
me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.

(...)

Una racha de viento nos visitó
y a nosotros ni el pelo se nos movió.

(...)

Dulce introducción al caos- Extremoduro- La ley innata, 2008

Un poco de todo...



De primero, una parte del reportaje de El País sobre el 70º aniversario del fin de la Guerra Civil. Es un capítulo que, por quizá ocurrir al final de la guerra o por el olvido institucional en democracia, nadie recuerda. Ahí va, un poco de historia sobre el Stanbrook y todo lo que ocurrió en el Puerto de Alicante:


"El último pedazo de la II República
20.000 perdedores de la contienda se concentraron en el puerto de Alicante para huir de Franco. - Sólo 3.000 lo lograron, y una docena optaron por suicidarse.


Natalia Junquera- 1 de abril de 2009

De todas las historias que pueden contar los que sobrevivieron y de todos los relatos que han podido reconstruir las familias de los que no lo hicieron, hay una capaz de concentrar todo el horror de 32 meses de Guerra Civil y anticipar todo el que continuó en la paz de los vencedores. Ocurrió en Alicante hace 70 años.

Franco ha ganado la guerra y la mitad de España trata de escapar de sus garras por la única salida que queda: el puerto de Alicante. Algunos han logrado irse en barcos durante los primeros 15 días de marzo. Pero los vencidos de última hora, los que más tiempo han tardado en asumir la derrota, se encontrarán en Alicante.

Cerca de 20.000 hombres, mujeres y niños deshechos extienden una alfombra tupida de hambre y miedo sobre el puerto. No cabe un alfiler, no se ve un trozo de suelo. Confían en esos barcos que la República ha apalabrado con Francia y Reino Unido para evacuarles. Pero para entonces, ya han empezado a reconocer al Gobierno de Burgos y las palabras se las ha llevado el viento. El único barco que saldrá de Alicante será el Stanbrook, un viejo carbonero inglés con capacidad para 24 tripulantes pilotado por un galés desobediente que se convertirá en un héroe. Iba a recoger naranjas, tabaco y azafrán, pero zarpó rumbo a la colonia francesa de Orán (Argelia) con cerca de 3.000 republicanos a bordo. La mayoría, con las manos vacías.

"La cola para embarcar era impresionante, había miles de personas. Pasaban las horas y temíamos no poder subir. Mi padre había estado en el frente así que para nosotros huir era cuestión de vida o muerte. Recuerdo perfectamente cómo después de muchas horas de espera el capitán Dickson me cogió por fin en brazos y me aupó al barco", relata Helia González, una de las afortunadas niñas del Stanbrook. Tenía cuatro años, "pero hay cosas que son imposibles de olvidar". "El capitán le daba la mano a cada pasajero al subir", recuerda Helia, que pasó las 24 horas de travesía sin soltar la de su padre -"me daba pavor perderme entre aquella masa de gente"- , pegada a su madre, a su hermana, y al único equipaje que llevaban para su otra vida: "Un maletín de 40x30 centímetros en el que mi madre había metido una muda de ropa interior, una sábana, pañales para mi hermana y unos cubiertos de plata que, por supuesto, no vendió a nadie porque nadie pudo comprarlos".

"Nada más salir cayeron bombas en el lugar donde había estado el barco", recuerda. "Al oír la explosión, el hombre que viajaba a nuestro lado se asustó tanto que se tiró al mar. Su bota golpeó a mi madre al caer. Fue terrible".

Las tropas italianas y las franquistas comenzaban a ocupar también Alicante. Mientras, miles de republicanos seguían llegando al puerto, convertido ya en una ratonera. Entre ellos, Carmen Arrojo, que entonces tenía 20 años. Había llegado allí con su padre, su hermano y su novio desde Madrid. No sabían a qué país conducían aquellos barcos que esperaban, ni les importaba. Pero el único que verían lo enviaba Franco. "Por un megáfono nos dijeron que tiráramos nuestras armas y que, o nos rendíamos a las cinco, o nos ametrallarían. Cuando fui a tirar mi pistola al mar, vi a un hombre corriendo a toda velocidad hacia mí. No sabía lo que iba a hacer, pero se tiró al agua. No pudimos hacer nada", recuerda Carmen.

Había llegado al puerto pocas horas después de que zarpara el Stanbrook. "Era un hervidero de caras chupadas por el hambre y el cansancio. En una esquina se reunían los de la UGT, en otra las mujeres antifascistas... A las dos de la tarde llegó el barco de Franco". A sus 90 años, Carmen confiesa que aún escucha los sonidos del horror que invadió aquella alfombra humana durante las tres horas que siguieron hasta agotar el plazo de los vencedores. "Delante de mí, un hombre se rebanó el cuello con una navaja. No olvidaré nunca aquel grito espantoso de una de sus hijas. Tuvieron que dejarle allí. La niña se tiró por el hueco de la escalera en cuanto llegó a la cárcel".

"Hay un parte del general Gambara que habla de 66 suicidios, aunque otro posterior, los reduce a 12. Se apuntaban unos a otros, contaban hasta tres, y disparaban", asegura Enrique Cerdán Tato, escritor que ha dedicado casi 40 años a estudiar aquel episodio. Un barco semivacío, el Marítima, había partido de Gandía pocas horas antes. Su capitán, obediente, sólo había permitido subir a unas 40 autoridades políticas.

En Orán, las autoridades impidieron a los pasajeros abandonar la embarcación. Dickson logró que dejasen salir a las mujeres y los niños. El padre de Helia logrará reunirse con ellas después de que intercedieran por él unos familiares. El resto acabará en un campo de trabajo cerca de Marruecos y muchos morirán construyendo el ferrocarril transahariano. La familia se ganará la vida sustituyendo a la mitad de la compañía de teatro español, que se había ido a la España de Franco.

A los miles de republicanos que aguardaban en el puerto de Alicante los llevarán a campos de concentración. Al novio de Carmen lo fusilarán. Ella tardará muchos años en recomponer su vida y con 90 publicará: Lo que no se debe perder. Memorias de una republicana.

Y la Asociación Cívica de Alicante tendrá que devolver una subvención del Gobierno para levantar un monumento a aquellas víctimas porque el Ayuntamiento (PP) se negó a colocarlo. Siguen negociando."

Natalia Junquera- 1 de abril de 2009

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A continuación, una entrevista a Juan José Millás en el diario Información de Alicante. No es que sea gran cosa, pero lo que dice Millás me suele parecer interesante. En 20 minutos da una charla en el Aula de Cultura de la C.A.M. de Alicante:


Hoy hablará de las palabras, que, en su opinión, deberían estar protegidas por las normas que aplican los ecologistas a los animales. Y es que de palabras Juan José Millás sabe mucho. Por eso, el colaborador de INFORMACION, dice que el lenguaje se devalúa por el uso que hace de él la política. De eso hablará en el Aula CAM de Alicante, a partir de las 20 horas.

CRISTINA MARTÍNEZ La palabra, o más bien la escasez de ella, es el germen de muchos problemas.
A veces pienso que en el vocabulario habría que aplicar normas semejantes a las que los ecologista aplican a las especies animales. Cuando se pierde un escarabajo se produce una catastrófe, cuando se pierde una palabra también. Creo que cada vez se habla con menos palabras, la gente se expresa con menos términos y es muy difícil pensar bien escribiendo o hablando mal. Además, con frecuencia utilizamos palabras que entran en circulación y no sabemos qué significan. Nos despierta la radio con la tertulia, nos acostamos con la televisión, en la cama oimos la radio, estamos rodeados de palabas pero no sabemos cuántas tienen realmente significado. Hay una especie de devaluación del lenguaje por el uso masivo de palabras sin significado, algo que a veces viene de la política.

La literatura puede dar la palabra a mucha gente que no tiene voz o a problemas que no se abordan de otra manera.
Creo que la literatura de ser algo es la búsqueda del significado precisamente, la búsqueda del sentido de las cosas, porque en cierto modo la vida es absurda.

¿Cuál es la mayor diferencia entre sus textos de ficción y sus artículos de actualidad?
Son espacios distintos, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Uno no se enfrenta igual a un artículo o a una novela. Pero fuera de esa disposición, el resto es lo mismo. Yo escribo con la misma pasión y con el mismo miedo una novela y un artículo.

Hablando de actualidad, ¿qué le parece el tema del Yak-42?
La actitud de Trillo es lo que contribuye a la ausencia de significado en el discurso político. Si hubiera sucedido algo similar a un ministro socialista, la que hubiera montado Trillo. Eso sirve para darnos cuenta del cinismo que nos rodea. No le podemos creer nada porque sabemos que no será verdad lo que dice.

¿Y qué tiene que decir de las declaraciones del Papa sobre el uso de preservativos en África?
Tengo la impresión de que algo se ha agotado. De que un modo de hacer política, religión y economía se ha agotado. ¿Cómo se puede ir a África y que tu mayor preocupación sea decir que no hay que usar preservativos? Es un grado de demencia de tal calibre que si estuviéramos despiertos habría producido un asombro mucho mayor, hay que estar muy mal de la cabeza para hacer eso. Pese a todo, tengo la impresión de que eso se ha acabado. No hay antisistema más eficaz que el propio sistema. Porque esto de que en Madrid el PP y el PSOE sean el diablo el uno para el otro, y en el País Vasco hagan un pacto va contra la razón.

¿Usted hubiera aceptado los trajes que supuestamente le han regalado a Camps?
No, evidentemente no. Uno tienen que llevar mucho cuidado. Pero creo que esto forma parte de la corrupción política que es lenta. Bermejo se va a cazar sin licencia y para llegar ahí has tenido que ir teniendo un proceso mental de hace meses por el que vas interiorizando que lo que afecta al resto de las personas no te afecta a ti. Cuando te envían siete trajes que no pagas es que tú ya has interiorizado que estás por encima de las normas. Y eso es progresivo. Llega un punto en que todo eso parece normal y cuando te pillan te sorprendes porque no hay conciencia de que te estás corrompiendo. En esas situaciones de poder uno tiene que ser absolutamente estrecho y no aceptar ni un ramo de flores porque es muy difícil saber cuál es el límite: un ramo de flores, un reloj, un traje... Frente a la duda, nada.

"El Mundo" fue su última novela. Después el libro de relatos "Los objetos nos llaman". ¿En qué trabaja ahora Millás?
Lo que tengo más avanzado es un monólogo para teatro que tiene mucho que ver con el texto que voy a leer en Alicante.

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Y la canción, de postre:

(...)
Quiero estar solo si solo todo estará bien.
Que nadie me hable.
Que no rompan este silencio, es mío
Hoy quiero sentir el frío.
Vértigo. Que el mundo pare y me separe del cansancio de vivir así,
harto de fingir excusas, musas
siento huir de mí, cosas que viví.
(...)
por una vez que el mundo calle
(...)

Nada ni nadie- Nach- Un día en suburbia, 2008

Uno, dos, tres...

1)

Llegó, como siempre, sin hacer ruido. Se acomodó donde lo solía hacer un tiempo atrás y cogió un papel que se había guardado en el bolsillo. Comenzó a escribir:

" Debería dormirme, pero no quiero. Quiero seguir hablando. Que me cuente cualquier cosa, que me escuche cualquier chorrada. No sé qué es, pero es algo, si ha llegado todo solo o le he llamado. No sé, siquiera, si estoy seguro de lo que digo, si lo siento o no.
El reflexionar tiene esto: que acabas creyéndote cosas que te parecían idioteces.”

Terminó y dobló la hoja de papel. Pronto su anfitrión daría buena cuenta de lo que en él había escrito. A pensar toca.


2)

Su escriba se detuvo, pero él le hizo un ademán para que continuara. No quería que pensara que no tenía nada más que decir. Sacó a la luz un tema cualquiera, sin embargo y como siempre, trascendentemente intrascendente. El mero hecho de alargar la interlocución le hizo sentir bien, y además el tono de la misma tomó un cariz bonito, deseado inconscientemente. Quizá era porque, a estas alturas, cualquier cosa le valía. Bueno, no todo...


3)


“Claro que no todo, no hace falta ser muy listo para decir eso” le recriminó el anfitrión. El escriba había aumentado su presión durante los últimos días a tenor de los últimos acontecimientos. Le transmitía a su huésped una sensación extraña: un sí pero no, un quiero y no puedo, o un puedo y no quiero… De alguna manera, ambos sabían que iba a pasar algo así…¿o no? Del escriba no se duda, él lo sabe todo, o al menos eso dice. De él…Bien, él, cuando su invitado llegó, pensó que era para unas semanas. Pero, ni corto ni perezoso, no se levantaba de su cómodo sillón. Al final terminarán por caerse bien, pero para eso hay que llegar a un acuerdo por el que el tardío inquilino de dicho sillón debía ceder. También hay que contar con un factor: el escriba no se había pasado por allí desde hacía años. Y al anfitrión en el fondo le gustaba recibirle y ya le echaba de menos. Es decir, que menos lobos, Caperucita. Además, “todo” lo que desde fuera venía y por lo que el invitado escribía, “todo eso” también contaba, vaya que si contaba.
Que conste que en el fondo ambos disfrutaban, ¿qué había pegas? Claro, pero de “peros” pocos, que ya tienen ellos bastante…

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La primera: =)

Y en cuanto acabó de zurcir las heridas de
las noches mal dormidas llegué yo
y le llené de flores el jergón para los dos.
Sin espinas de colores, que se rieguen
cuando llore y cuando no.
Las sulfatamos con nuestro sudor.
Y me confesó: "cuando quieras arrancamos que
en las líneas de la mano lo leyó",
que se acabó el que la quemará el sol,
pero se asustó, "¡Cómo te retumba el pecho!",
"Tranqui, sólo es mi maltrecho corazón,
que se encabrita cuando oye tu voz,
el muy cabrón"
(...)

Amaneció, la vi irse sonriendo, con lo puesto,
por la puerta del balcón, el pelo al viento
diciendome adiós, porque decidió que ya
estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón,
de trovadores de contenedor.



Marea- Corazón de mimbre- Revolcón, 2000

Re-Volvemos!

Tras un problema de índole técnica con rutadelviento, nos reconvertimos en sendadelviento.

Voy a reeditar las entradas de aquel blog para este, espero no tener problemas.

=)