viernes, 10 de julio de 2009

Normalmente, me planto aquí, delante del folio en blanco, cuando todo lo que tengo que decir no puede salir de otra forma que mediante las teclas. Y esta vez no va a ser diferente. Quizá sea la única manera en la que deje fluir las cosas sin darles mil vueltas. Escribo como respiro, como sangro, totalmente al natural. Lo hago poco, pero me relaja mucho.

Escucho música (ahora mismo "Fix you" de Coldplay) y miro por la ventana que queda detrás de la pantalla. Miro, no veo; escucho, no oigo. Todo se trabaja mucho más cerca de los lugares adonde mis pensamientos llegan; de hecho, nada sale de mí excepto cuando tecleo.

Dije en su día que esto no iba a ser un diario de mis sensaciones. Y no lo está siendo (y menos diario), pero hoy, ahora, quiero escribir, y sólo escribir sobre esto, sin ponerle un nombre.

Yo siempre he querido tener todo controlado, y como gran defecto que ello es, me cuesta reaccionar ante situaciones imprevistas que no cabía imaginar. Pero como con todo, no actúo siempre así (afortunadamente). Y lo agradezco yo, e inconscientemente la gente que me quiere.

Al escribir me ocurre igual. No puedo pensarlo, todo va saliendo. Y uno llega a la conclusión de que en muchas ocasiones- más de las que yo pensaba- hay que mandar a tomar por culo a la razón.

Pues eso, hasta luego. Qué gusto...


“Que razones tenéis todos, pero yo muchas más que vosotros.”